Dejamos a continuación para descargar un Boletín de Discusión Nº2 que sacamos desde el Encuentro de militantes por un sindicalismo clasista, democrático y participativo.
Con aportes de compañeros de Empleados de Comercio de Buenos Aires, la Agrupación Ferroviaria Belgrano Norte y del compañero Alejandro Belkin.
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La segunda parte es un aporte de los compañeros de La voz de los laburantes:
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Centro Cultural que funciona en un establecimiento puesto en funcionamiento por sus trabajadores luego del vaciamiento patronal. Los trabajadores mercantiles de la Comisión Gremial y del Supermercado Tigre S.A. en lucha por los puestos de trabajo enfrentamos la quiebra apostando a dos modalidades que nos definieron desde el principio. La movilización y la solidaridad activa. Reivindicando a su vez los planteos de los fundadores el sindicalismo en el mundo.
sábado, 23 de marzo de 2013
Boletín de Discusión Nº1
Dejamos a continuación para descargar un Boletín de Discusión que sacamos desde el Encuentro de militantes por un sindicalismo clasista, democrático y participativo.
Con aportes de la Comisión Gremial, la agrupación ferroviaria Belgrano Norte y de los compañeros de la Organización de Unidad Leninista.
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Con aportes de la Comisión Gremial, la agrupación ferroviaria Belgrano Norte y de los compañeros de la Organización de Unidad Leninista.
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La mercantilización de la solidaridad
LA
MERCANTILIZACIÓN DE LA SOLIDARIDAD
UBICACIÓN
DE UN PROBLEMA
En
los primeros días de diciembre del 2012, luego de los ataques
verbales y descalificaciones pronunciados por el dirigente de una de
las CTAs el compañero Pablo Micheli contra los dirigentes del
sindicato del subte (AGTSYP) se abrieron una serie de debates que
terminaron expresando una clara definición sobre cómo se entiende
el concepto de solidaridad entre trabajadores.
Como agravante, encontramos que estos
ataques de esa fracción de la CTA contra los luchadores del subte
ocurrieron en el mismo momento en que se desarrollaba un feróz
conflicto de los trabajadores contra la empresa Metrovías, el
Gobierno de Macri, y la patota de la UTA.
Es
en un reportaje en America TV en el que Pablo Micheli enuncia el
apoyo y ayuda brindada a la organización sindical del subte por
parte del nucleamiento sindical que él conduce. Luego de enumerar
los volantes y publicaciones financiados, las veces que se prestó el
auditorio de ATE, Micheli plantea: “¿y
cómo nos
pagaron? No
apoyando nuestra
protesta del
20 de
noviembre del
2012....”
Este mismo concepto se repitió en un
comunicado emitido por FeTERA Flores, titulado “En defensa de Pablo
Micheli” al plantear que esa fracción de la CTA hizo muchísimo
por los compañeros del Subte, pero que luego se ubicaron en otro
lugar, no actuando por el paro que desde su sector sindical
convocaron junto a los dirigentes Moyano (CGT), Luis Barrionuevo (CGT
Azul y Blanco) y Buzzi (FAA).
Desde
la
Comisión
Gremial,
desde nuestra
experiencia
de años
lucha
en
el
gremio
mercantil
y
desde la pelea por
los
puestos
de
trabajo
en
La
Toma
o
en
otros
supermercados,
ha
sido
muy
recurrente
que
nos
plantearan:
“Nosotros que estuvimos
en el primer momento
bancando, ahora vienen
otros a usar el
lugar y subirse”...
Acusándonos
por
abrir
el
establecimiento
ocupado
por
sus
trabajadores
y
en
lucha
contra
el
desalojo,
a
que
además
de
ellos,
sea
utilizado
por
otros
compañeros
y
compañeras
que
no
comparten
sus
ideas
y
sostienen
otras.
En
una
oportunidad
un
dirigente
nos
planteo
que
“como estuve desde
el primer tiempo apoyando
yo tengo derecho a
usar el nombre de
La Toma en las
convocatorias que yo apoye”.
Recordamos
que en ocasión de
uno
de los
encuentros
de
fábricas
ocupadas
y
trabajadores
en
lucha
un
compañero de una textil ocupada le
respondió
con
sencillez
a
un
dirigente
de
un
Comité Central
de
un
partido
de
izquierda
“Uds nos apoyan
y nos sacan por
todos lados mientras les
decimos que sí a
lo que Uds proponen...
Ahora, en cuanto opinamos
distinto a Uds. se
enojan y no nos
dan más apoyo de
ningún tipo...”
No queremos abrumar con ejemplos de
experiencias en las cuáles el concepto sobre la solidaridad que tan
claramente definió el compañero Pablo Micheli se ha venido
expresando y manifestando como práctica corriente y casi mayoritaria
entre organizaciones y militantes del movimiento obrero y popular.
Es decir para muchos compañeros, el
otorgar solidaridad a un sector de trabajadores o compañeros en
lucha genera un “valor” que debe ser pagado, casi que consideran
a la solidaridad como un “bien de cambio” que se corresponde con
una obligación de acompañar movimientos posteriores.
Este concepto y ejemplos de este tipo,
que seguramente cualquier compañero militante encontrará muchos
más, nos impulsan a plantearnos los siguientes interrogantes:
¿El haber apoyado una lucha genera
una obligación de contraprestación en acompañamiento ideológico a
la parte que recibió la solidaridad?
¿El creer que se ha sido
solidarios con un conflcto desde un tiempo calendario supuestamente
anterior a otros, otorga derechos que imponen condicionantes sobre
las decisiones de ese colectivo en lucha desde ese momento??
¿El apoyar una lucha, otorga
derechos sobre el futuro de la misma o genera responsabilidades?
¿Es
acaso
la
solidaridad
un
bien
cuyo
valor
– como
dice
Micheli
– “debe ser pagado”?
NUESTRA POSICIÓN AL RESPECTO
Consideraríamos lamentable, tomar
esta necesaria reflexión sobre un tema tan extendido e incorporado
en la práctica militante, como si fuera una polémica
descalificante contra tal o cuál compañero.
Planteamos este problema porque
consideramos que analizar colectivamente esta cuestión, puede
ayudarnos a fortalecer las relaciones fraternales entre militantes y
organizaciones del movimiento obrero y popular, en un tema
fundamental para enfrentar o confrontar con las situaciones de
adversidad que soportamos los trabajadores cotidianamente.
Por
eso
estamos
convencidos
que
sostener
esta
idea
mercantilizada de
la solidaridad
es
un
grave
error
que
nos
perjudica
a
todos,
más
allá
de
los
alineamientos
o
posiciones
que
sustentemos circunstancialmente.
Nos proponemos mediante estas líneas
aportar al debate sobre el tema, ya que de nuestra parte y en nuestra
acción hemos tratado por todos los medios de sostener un concepto
distinto.
Es de conocimiento público las
enormes diferencias que hemos tenido por el asunto de los sucesos
violentos que fomentaron y organizaron las patronales lecheras en
Rosario, sin embargo ello no condicionó nuestro acompañamiento
solidario en todo momento.
Lo mismo podemos decir de la forma en
la cuál hemos puesto a disposición de todos los sectores la
utilización y el compartir el local ocupado por los trabajadores en
La Toma a todas las corrientes del movimiento obrero y popular sin
distinciones de ningún tipo.
Nosotros estamos convencidos que la
solidaridad que se brinda es para fortalecer las posiciones de lucha
y de organización del movimiento obrero y popular, no para recibir
algún pago en “lealtades” ideológicas.
En el conflicto de los supermercados
Lorena Eki nuestro máximo orgullo fue impulsar el acompañamieto
solidario de todos los sectores (especialmente los que más nos
critican) y jugarnos con todo por fortalecer el reclamo sin aspirar
siquiera a un centímetro de figuración al respecto... Nuestro
triunfo no son las fotos, son los compañeros trabajando y la
patronal debiendo reconocerles la antigüedad...
¿Qué clase de solidaridad se brinda
cuando se especula con la “captación” ideológica de los
compañeros que necesitan de nuestro apoyo???
Compañeros, compañeras, estamos
seguros que si nos detenemos un segundo a reflexionar sobre este
concepto veremos la enorme deformación que se ha ido imponiendo por
confusión y exagerado fraccionalismo entre los integrantes del
movimiento obrero y popular.
SOLIDARIDAD POR UN LADO, DEBATE DE
IDEAS POR OTRO
Creemos que es un gran error haber
mezclado la práctica de la solidaridad con nuestros hermanos de
clase en lucha, con el necesario debate franco y duro entre
posiciones que sustentamos los distintos sectores de militantes de
las distintas corrientes del movimiento obrero y popular.
Para nosotros allí está la raíz de
un concepto altamente equivocado que si bien, Micheli lo expresó con
crudeza, no es el único que lo sostiene.
Consideramos que es hora de revertir
esta confusión y este problema.
Por supuesto, que cada organización
tiene el derecho de decidir de qué forma y de qué manera acompañará
o no un reclamo.
Tiene derecho, incluso, a ignorar una
lucha, si no considera que determinada experiencia sea digna de
acompañamiento.
Es
un
legítimo
derecho
expresar
dentro
de
su
voluntad
o
dentro
de
sus
posibilidades
la
forma
en
la
cuál
una organización decide
acompañar
un
conflcto
de
trabajadores,
lo
inadmisible
es
condicionarlo
o
pasarse
abiertamente
al
boicot
o
al
enfrentamiento
“porque no nos
pagaron como esperábamos”...
Nuestra experiencia de militancia nos
ha enseñado que la solidaridad fortalece al conjunto del movimiento
obrero y popular.
Nos fortalece brindarla con aquellos
compañeros que no comparten nada de lo que hemos realizado en años
de militancia y lucha, nos fortalece brindarla a quienes nos difaman
o a quienes nos han prohibido difundir nuestros reclamos inclusive en
actividades realizadas dentro de La Toma.
Por supuesto, que existen enormes
posibilidades de que estemos equivocados y que el concepto que
considera a la solidaridad como bien de cambio esté más ajustado a
las reglas de cierta lucha política o para escalar posicionamientos
en cargos de representación o para obtener cierta figuración
mediática.
De nuestra parte consideramos que la
solidaridad se brinda sin esperar nada a cambio. Y que las ideas
divergentes deben ser discutidas en otros ámbitos y situaciones.
Que
mezclar
los
conceptos
y
pasar de
la solidaridad
al boicot por
diferencias
de
posicionamientos
es
una
acción
desgraciada
que
atenta
contra
el
conjunto
de
los
sectores
populares.
Esperando que estas ideas ayuden al
conjunto de la militancia obrera y popular aprovechamos para
saludarlos fraternalmente.
Carlos Ghioldi
Discutido y aprobado por
los integrantes de la
COMISIÓN
GREMIAL
Diciembre
de 2012
Líneas y modelos de acción sindical.
LINEAS
Y MODELOS DE ACCIÓN SINDICAL.
LA
NECESIDAD DE UNA INSTANCIA DE ENCUENTRO ENTRE AQUELLOS QUE PENSAMOS
UNA POLITICA GREMIAL DE FORMA MEDIANAMENTE SIMILAR
Introducción
Hace
unos años el compañero Rolando Astarita, presentó un documento
que, a pesar de contener ciertos puntos que pueden ser discutibles,
acertaba en presentar las diferencias en el accionar de las fuerzas
de izquierda en el movimiento sindical.
En
ese documento el compañero planteaba dos grandes núcleos de acción
dentro de las organizaciones gremiales de parte de distintos grupos
de militantes:
a-
Aquellos que apostaban con todas sus fuerzas a una Orientación de
Permanente Huelga General (o bien a una conflictividad permanente).
b
- Aquellos que apostaban a una necesaria y paciente construcción de
acumulación de fuerzas dentro de los lugares de trabajo y en las
organizaciones sindicales.
El
valor positivo de ese documento residía en que nos ayudó en
intentar comprender, enfocando desde esta perspectiva el accionar de
las fuerzas de la izquierda clasista dentro de las organizaciones
sindicales y en los conflictos obreros del último tiempo.
A
partir de esto, consideramos que sería de utilidad y que nos
ayudaría a establecer algunas pautas de accionar político sindical,
tratar de extender en una manera más amplia un intento de
clasificación general sobre las diferentes formas de entender el
modelo sindical, ya no solamente desde la izquierda sino desde un
espacio más abarcativo.
Este
intento de comenzar una clasificación, por otro lado nos permitiría
comenzar una discusión más profunda sobre lo que de manera general
y abstracta solemos denominar “la burocracia sindical”.
Digamos
que esta última definición se ha utilizado de muy diversas maneras
y en forma casi general, sin precisiones claras. Resultando de esto
que hablar de la “burocracia sindical” muy poco aporta para el
conocimiento, caracterización y el posterior desarrollo de políticas
gremiales desde una perspectiva clasista en el seno de las
organizaciones obreras.
Por
otro lado iniciar este análisis de los modelos sindicales actuales,
nos permitiría avanzar en un intento de auto - definirnos, ya que,
los denominados “clasistas” indiscutiblemente somos una
minoritaria parte del movimiento sindical de izquierda, pero, que a
pesar de ser muy débiles entre los débiles, existimos y
desde algunas instancias de actividad sindical venimos siendo parte
de una política gremial distintiva.
Una
política que especialmente en el caso de subte o telefónicos supo
conquistar mejoras que han impactado en muchos trabajadores.
Por
ello partimos de iniciar alguna aproximación a las
características de las conducciones mayoritarias de los sindicatos
de este país, para luego evaluar algunas de nuestras características
y terminar esbozando una propuesta para el trabajo en común.
La
dirección del Movimiento Obrero sostiene la conciliación entre las
clases, y además, es sustitutiva y delegativa en su accionar
Desde
hace 60 años (o más), la inmensa mayoría de la conducciones que
dirigen los destinos de las organizaciones sindicales, sostienen la
creencia en la conciliación de clases. Rechazan expresamente la idea
de la “lucha de clases” y sostienen la “armonía
entre el trabajo y el capital a partir de una Justa Distribución de
la Riqueza”.
Además
consideran al movimiento obrero como parte indispensable (columna
vertebral) del movimiento nacional y se manifiestan explícitamente
por la conducción de la burguesía.
Esta
ideología es la expresión de la propia institucionalidad que asumen
las organizaciones obreras.
Ya
sea por, la mediación del estado, por los servicios sociales, por el
descuento efectuado por los patrones por planilla y su posterior
depósito monetario en cuentas sindicales por parte de estos agentes
de retención, por las sedes sociales y el patrimonio de las
organizaciones sindicales, por los aportes para las bolsas de
trabajo, las colonias de turismo, la administración de la salud de
la mayoría de los trabajadores y sus familias, es que las
vinculaciones y la colaboración con las patronales son una parte
fundamental de la realidad cotidiana de las organizaciones obreras
que conocemos.
Por
otra parte ha sido una política histórica para neutralizar la
acción de las organizaciones obreras, la cooptación y la
asimilación de las mismas.
En
todo el país, en este proceso la patronal ha logrado indudables
avances desde muy largo tiempo.
Esto
no quita que a la hora de tomar decisiones o definiciones el
movimiento obrero organizado se presenta como un sector que debe ser
considerado
Ningún
empresario, a la hora de establecer inversiones o cuestiones que
tengan que ver con la elaboración de costos etc., puede pasar por
alto a las instituciones obreras.
Ningún
político tampoco, puede obviar a las organizaciones obreras y sus
conducciones.
Esta
realidad ha dado un peso institucional extraordinario a la
organización sindical en su conjunto. Y esto se expresa también en
la trascendencia de los sindicatos como un factor de poder en la
política nacional.
A
pesar de diversos movimientos o períodos de crisis, la realidad de
las organizaciones gremiales no ha podido separarse de la historia
política de la conducción de este país de manera relevante desde
hace 60 años.
No
decimos que anteriormente no fueran un factor de consideración. Bajo
ningún punto de vista, pero desde los años 40 del siglo XX ningún
gobernante ha podido pasar por alto la presencia de las
organizaciones obreras y de sus conducciones.
Hasta
aquí todos coincidiremos en que las conducciones gremiales han
expresado en mayor o menor medida estos valores y estas concepciones
políticas: la pertenencia a una idea de conciliación de clases, a
la armonía entre el capital y el trabajo a partir de una idea
general de “justicia social”.
Pero,
entre otras que no es nuestro objetivo analizar, queremos marcar que
otra de las características que presentan estas conducciones está
dada por la forma de relación y por el vínculo que establecen con
sus bases de representados.
En
diversos períodos y con distintos grados de acompañamiento o bien,
con una pasiva resignación y tolerancia, el modelo sindical
mayoritario se basa en la acción sustitutiva y delegativa de parte
de las conducciones sindicales.
Desde
el primer escalón de la organización obrera (el delegado de base)
hasta la cúpula máxima de la CGT, la tendencia mayoritaria de parte
de los trabajadores es sostener el accionar sustitutivo y
delegativo de sus representantes.
Por
supuesto existen gremios de mayor participación de la base y otros
que casi no tienen ninguna relación aparente con las decisiones de
las conducciones. Pero como rasgo característico nos inclinamos por
definir junto con la ideología de conciliación de clases a la
acción delegativa y sustitutiva como los elementos
centrales para expresar una caracterización sobre las
conducciones obreras mayoritarias de este país en los últimos 60
años (por lo mínimo).
Aclaremos:
Que hablemos de conciliación de clases, no quiere decir que no
existan roces o choques más o menos fuertes y hasta muy violentos
entre las organizaciones obreras y las patronales. Que destaquemos la
característica sustitutiva y delegativa de la acción sindical,
tampoco quiere decir que no existan instancias de participación o
involucramiento de las propias bases.
Estamos
tratando de esquematizar algunos de los rasgos centrales para poder
avanzar en una caracterización más acabada y más útil que la
manipulada y vaciada definición de “burocracia sindical”.
No
negamos que estas características de las conducciones y su relación
con las bases de los sindicatos hacen un gran caldo de cultivo para
que avance la política patronal de generación de un grupo de
trabajadores (o ex - trabajadores) que gozan de una serie de
privilegios más o menos mayor y más o menos destacados por sobre
los demás trabajadores. No negamos que la “burocracia sindical”
es una realidad emergente de los privilegios que las patronales y su
estado dispensan a los representantes obreros. Tampoco que, en
función de mantener estos privilegios estos sectores aceptan de buen
grado la ausencia de democracia sindical que imponen las patronales y
sus gobernantes.
Pero
quedarnos en esa definición sobre la situación de privilegio o
sobre la metodología de funcionamiento del régimen en los
sindicatos, es muy limitado y no alcanza para poder enfrentar este
fenómeno con una política efectiva.
Por
otra parte, este fenómeno de burocratización es mundial y su
permanente vulgarización efectuada por la prensa o por las
organizaciones de izquierda ha servido (tal vez sin quererlo de parte
de estos últimos) para no enfrentarla seriamente.
Distintos
modelos de acción sindical entre las conducciones mayoritarias
Partimos
de esta definición anterior sobre las características ideológicas
y el accionar sindical, ya que nos sirve para dar un marco común al
conjunto de las conducciones sindicales mayoritarias que se han
sostenido a lo largo del tiempo.
Luego,
tenemos que considerar y agregar los largos años de modificaciones
en las relaciones de producción implementadas a escala
internacional, los cambios en las formas de llevar adelante la
producción capitalista a través de la preponderancia de los
capitales concentrados a escala mundial, las repercusiones de estos
cambios en el país, y las sucesivas reformas que fueron mutando las
relaciones laborales en las últimas décadas.
Todo
esto nos conduce a encontrar un panorama de profunda fragmentación y
diferenciación entre los distintos sectores de la clase trabajadora.
Una
de las conquistas más importantes lograda a lo largo de años de
política reaccionaria de las patronales ha sido imponer estas
condiciones de fragmentación y precarización en la inmensa mayoría
de la clase trabajadora.
Si
bien es real, que ésta política es histórica de parte de las
patronales. Durante largos años de la mitad del Siglo XX, los
trabajadores lograron importantes avances para disminuir esta
diferenciación y fragmentación.
Este
avance patronal, se ha expresado también en las características de
las organizaciones obreras y en las formas de vinculación entre las
bases y sus direcciones.
La
vieja definición de la burocracia sindical que vulgarizamos como
“vandorista” o la denominación de un sindicalismo “empresarial”
consideramos que no nos alcanzan para intentar abarcar una realidad
que se presenta mucho más compleja.
En
ese sentido y tratando de iniciar un proceso de aproximación
a un análisis y estudio sobre los distintos modelos de acción
sindical entre las conducciones mayoritarias y basándonos en la
experiencia militante, podemos ir enumerando los siguientes:
a
- La conducciones de organizaciones sindicales con base poco numerosa
y con gran participación en diversos negocios de la rama en la cuál
se desarrollan que los llevan a “prescindir” en cierta forma de
sus representados.
Gremios
con muy pocos afiliados o representados de manera directa pero que
por plan de privatización o pliego de concesión del área, manejan
o son dueños del 10% de la actividad.
Este
sector ha surgido con mucha fuerza entre los gremios de empresas
privatizadas.
Este
grupo es el que mejor se ajusta a la definición del sindicalismo
empresarial. Las relaciones de directa sociedad comercial con las
empresas del sector hacen muy débil la posible incidencia de las
bases de la manera orgánica que entendemos nosotros.
Cualquier
militante conoce gremios que son dueños de las empresas que antes
eran del estado y administran su gestión directamente, pero nos
parece que Ferroviarios y Federación de Luz y Fuerza son ejemplos
bastante demostrativos de esta situación.
b
- Conducciones de grandes y numerosos gremios que se vinculan a
través de la acción social o mutual. (Comercio, Suteryh,
Gastronómicos, etc.) La dispersión y la masividad de los mismos
permiten estructurar poderosos aparatos de acción mutual o social
que sostienen la pertenencia mayoritaria de los trabajadores a su
sindicato. La mayoría dispone de una masa millonaria de aportes
obligatorios descontados por los patrones de los sueldos de cada
trabajador aunque ninguno se encuentre afiliado a la organización
sindical. No encajan para nada en la definición del sindicalismo
“vandorista” ya que los sectores que demandan una presencia
gremial directa son las minorías, aunque concentradas en grandes
establecimientos de la rama pero que son absolutamente minoritarios
dentro de la masa del gremio. En este grupo es interesante como ha
desparecido todo tipo de organización de bases y como entre los
“dirigentes” proliferan los gerentes y los funcionarios del
propio aparato. Existen ejemplos de “directivos” de esos gremios
que jamás desarrollaron actividades laborales dentro de la rama que
representan, poniendo el énfasis en la “excelencia” de los
servicios y la gestión.
c-
Del viejo y poderoso sindicalismo “vandorista” de fuerte acción
gremial para poder plantear una poderosa negociación y obtener
mejoras de parte de las patronales hoy queda mucho menos. Los
sectores que impulsan la fuerte presencia del sindicato en los
lugares de trabajo para mejor negociar, combinan hoy bastante su
acción con una aceitada acción mutual y social. (Camioneros es un
ejemplo, pero nos parece que no el único, aunque por extensión y
numerosidad sea el más importante). Son un grupo de fuertes
posibilidades de movilización y adónde hay más delegados o
acciones sindicales de base. Por supuesto, que siguen a fondo la
concepción de conciliación de clases y sustitutiva de los
trabajadores que caracteriza al movimiento sindical de este país.
Aunque esto no quiere decir que cuando las circunstancias lo exigen
no asuman actitudes fuertemente combativas y de movilización.
d
- Gremios que pertenecen a sectores privilegiados de la actividad
económica y que por medio de fuerte presencia han logrado un
importante reconocimiento salarial o de condiciones laborales para
sus trabajadores. Aunque muchas veces toleren una fuerte existencia
de “tercerizados” en sus plantas. Por tratarse de actividades de
alta rentabilidad la concepción de colaboración de clases y la puja
distributiva se expresan con mucha más fuerza. Por ello su presencia
activa en el lugar de trabajo es central para esa disputa. Los
fenómenos más interesantes de desarrollo de procesos de lucha y
obtención de “conquistas” provienen de ese sector. En la zona de
Rosario, el sector de Aceiteros ligados a las multimillonarias
exportaciones de soja, o los mecánicos de las automotrices, así
como otros ligados a fuertes actividades pero que se encuentran
todavía bastante concentrados en pocos establecimientos. Un gremio
que en nuestra zona pertenecía a ese sector pero que, por
razones del mercado mundial, de cambios en la forma de producir y
otras razones, se encuentra saliendo de esta categoría y eso explica
muchos de los eventos vividos, es el de la industria lechera..
Aunque
es importante destacar que, desde los años noventa, se ha propagado
en forma más mayoritaria y dominante la ya casi histórica idea de
ceder derechos a cambio de dinero entre los trabajadores Y que en
estos sectores se ha expresado también de manera recurrente, a pesar
de ser uno de los sectores que asume formas de mayor “combatividad”
y forma de lucha más “avanzadas” a la hora de reclamar.
(Aclaremos
que estos son rasgos destacados de distintos modelos de acción
sindical y que existen combinaciones o mezclas entre las
características aquí esbozadas no pretendiendo establecer una
categorización estática y con límites precisos. Es una apreciación
funcional a la acción de militancia gremial desde nuestra óptica
“clasista”.)
En
general desde los análisis de la izquierda, una de las visiones más
superficiales y equivocadas es considerar que estas conducciones “no
tienen trabajo por la base”.
Nosotros
consideramos que no es así para nada. Que todas estas conducciones
(tal vez exceptuando la primera, aunque también es discutible)
tienen importantes vinculaciones con la base que representan.
Que por acción directa o por omisión pasiva la inmensa mayoría de
estas conducciones refleja el estado de conciencia de los
trabajadores representados. Que ninguna de estas conducciones
mantiene su hegemonía únicamente por las maniobras o las
proscripciones que los estatutos y la ley imponen para la
presentación de sectores que sostengan otra concepción de política
sindical. Que la masa de aportes sindicales obligatorios condiciona
enormemente la relación y establece un vínculo mediado por la
ingerencia de las patronales. (pero vínculo, al fin)
Cuando
nos referimos a un análisis superficial decimos quedarnos en la
impresión de algunos activistas y sus “comentarios de vestuario”,
o la consideración exagerada sobre la repercusión de la puteada
generalizada que surja por iniciativa de alguna noticia de los medios
de prensa denostando el accionar de las conducciones sindicales.
Nosotros
creemos que hay que considerar y no subestimar las acciones concretas
que ha expresado la base obrera, que permiten que estas conducciones
conserven la mayoría de las direcciones de los sindicatos a lo
largo de tantos años. La apatía impuesta por las patronales y su
accionar represivo, la búsqueda de la salida individual, o la
asimilación y acostumbramiento al estado de cosas son demostraciones
de una realidad que no puede soslayarse o dejarse de lado.
Es
fundamental tener en cuenta en todos y cada uno de estos gremios de
trabajadores que estamos enunciando, que se trata de sectores
dependientes de la actividad privada.
Gremios
de trabajadores regidos por la Ley de Contrato de Trabajo y por las
convenciones colectivas, y en todos los casos que acabamos de esbozar
una clasificación marquemos a fuego que las patronales poseen el
derecho legal al despido sin causa.
En
todos los casos existe el descuento de salarios por causa de huelgas
y la Ley de Asociaciones Profesionales otorga potestad de
representación a la organización sindical con personería gremial.
Así como la elección de delegados debe ser convocada por la
conducción de la organización con personería gremial. También
recordemos que en la inmensa mayoría existe el descuento compulsivo
del aporte al sindicato, aunque no exista afiliación.
Olvidar
estos elementos suele ser uno de los más trágicos errores de los
militantes y activistas de izquierda en el movimiento sindical.
Los
gremios de trabajadores dependientes del Estado.
Una
realidad absolutamente distinta nos presentan los gremios de
trabajadores dependientes del Estado en cuanto a su situación de
estabilidad cuando hablamos de personal efectivo.
Igualmente,
las estructuras sindicales mayoritarias y más numerosas en el estado
responden al modelo de conducción sindical de conciliación de
clases, de metodología de acción sustitutiva y delegativa.
(Recordemos que el sindicato mayoritario en el estado es UPCN, así
como otros que comparten sus características)
En
menor medida, pero muy importantes, encontramos la presencia de ATE y
Docentes que nos muestran una realidad un tanto distinta y que
llevan adelante prácticas y formas de acción sindical que se
presentan intentando diferenciarse de los modelos anteriormente
expuestos en el tema de la metodología de representación.
No
estamos diciendo que son el paradigma de la democracia y de la
participación de las bases. Estamos diciendo que intentan
presentarse con prácticas en algo distintivas de la inmensa mayoría
del resto de las conducciones gremiales.
Aunque
no por ello rompen con la ideología de la conciliación de clases
que orienta a la mayoría de los sindicatos en el país, ni tampoco
con la acción sustitutiva y delegativa del conjunto de las
organizaciones sindicales.
Junto
a ello, marquemos que por ser empleados del estado tienen
características especiales en su actividad gremial: No se les
descuenta días por realizar paros, no son sancionados con el despido
sin causa y pueden llegar a realizar asambleas o reuniones en su
lugar de trabajo en diversas oportunidades sin esperar grandes
consecuencias, también las elecciones de delegados son convocadas
por los distintos gremios que representan al personal de una
dependencia.
Este
sector ha sido el que dio origen a la Central de Trabajadores
Argentinos y postula un modelo de renovación sindical que rompe
en algunos puntos con la tradición y las formas de organización
mayoritarias entre los trabajadores de este país. Como ejemplo
podemos nombrar la afiliación directa, la incorporación de
organizaciones barriales y de desocupados, etc.
Aunque
debemos tener en cuenta y marcar que este modelo postulado por CTA,
no ha tenido avances destacables en el sector privado.
Una
reflexión sobre las cantidades de cuadros dirigenciales del
movimiento obrero.
En
oportunidad de compartir una exposición del Secretario General de la
CGT de Rosario, Néstor Ferraza, nos impactó que refiriéndose a
otro tema (la corrupción sindical) dijo: “Si en el país somos
alrededor de 120.000 o 150.000 los dirigentes y cuadros sindicales no
pueden acusarnos a todos si 30 o 40 andan robando” (Actas de
uno de los Encuentros de Sindicalismo y Ciencias Sociales de
Rosario).
No
poseemos cifras como para dar por cierta o negar esta afirmación
sobre la cantidad de cuadros y dirigentes que tiene el movimiento
sindical en este país.
Si
podemos afirmar y tener en cuenta que son varios miles.
En
ese sentido consideramos indispensable formularnos estas preguntas:
¿Cuántos
somos los que consideramos que el modelo de acción sindical debe ser
de independencia de clase?
¿Cuántos
los que afirmamos que “la lucha de clases es el motor de la
historia”?
¿Cuántos
los que consideramos que el capitalismo existe a partir de la
explotación del trabajo asalariado?
¿Cuántos
los que consideramos que no hay conciliación entre trabajadores y
capitalistas? ¿Cuántos los que además opinamos que la
representación no es fuente de privilegios?
¿O
los que nos planteamos formas de participación democrática de parte
de la mayoría de los compañeros representados por la Organización
Sindical?
No
podemos enunciar ningún tipo de política para intervenir en el
movimiento sindical de este país si no partimos de tener en cuenta
que somos una absoluta minoría.
Que
nuestra inserción y predicamento en la clase obrera de este país es
casi nula.
Que
nuestro “modelo” de acción sindical es absolutamente ajeno a la
inmensa mayoría de las masas proletarias del país. (Aunque durante
un día por TV caigamos mas o menos simpáticos)
A
pesar de todo existimos
No
pretendemos trazar un panorama derrotista sino todo lo contrario.
Como lo enunciamos en este título a pesar de las adversidades y de
nuestros errores, una minúscula minoría de representantes y
cuadros gremiales pertenecemos a otra “escuela” y
otra concepción ideológica.
A
pesar de no responder a un fenómeno de acción orientada
unificadamente (por lo menos desde los últimos 20 años) un sector
de gremialistas de izquierda se vino abriendo un camino en medio de
avances y retrocesos.
Este
hecho por demás de auspicioso, no puede ocultarnos que somos una
minoría casi imperceptible para las masas trabajadoras, y que
además, tenemos políticas distintas entre muchos de nosotros y la
mayoría de los que se encuentran orientados por las organizaciones
de izquierda. Muchos de ellos responden a la idea de que la
diferencia de modelo sindical pasa por orientación hacia la
conflictividad permanente, o por un fetiche hacia las acciones
directas.
Para
colmo de males solemos desarrollarnos en los mismos espacios y
nuestras diferencias con los cuadros sindicales de estas
organizaciones de izquierda son poco claras para la mayoría de
nuestros compañeros, o al menos se prestan a una mayor confusión.
Otro
elemento negativo y que suele aportar a aumentar la confusión es que
muchas veces los sectores de las organizaciones de izquierda y los
que sostienen el planteo de conflictividad permanente se encuentran
en los gremios estatales, adónde la mayor legalidad que tienen hace
más difícil estas discusiones y aparenta sostener la tesis de una
“base siempre dispuesta a la lucha en cualquier momento”.
Más
allá de estas dificultades, supeditados a las distintas situaciones
que vive nuestra clase, sus ascensos y sus reflujos, es una realidad
objetiva que en el movimiento obrero algunos pocos cuadros de
izquierda y por la independencia de clase logramos momentos de
inserción y podemos dirigir algunos procesos de conflicto. Aunque
seamos pocos y muchos nos ignoren: estamos y algunos trabajadores
nos terminan dando “bolilla”.
La
necesidad de un sindicalismo de independencia de clases, de formas lo
más democráticas y participativas posibles.
Una
de las más importantes diferencias que en el campo de la izquierda
se ha expresado es el de la necesidad de impulsar un sindicalismo de
independencia de clases a partir de formas lo más democráticas y
participativas posibles. Lo formulamos de esta manera, ya que
mientras existan las patronales no existirá una plena democracia
entre trabajadores.
Esto
da algunas características al momento de pensar la acción sindical,
por ejemplo:
No
basarse exclusivamente en las explosiones de bronca e indignación de
la base y saber que debemos retroceder en orden antes de terminar en
una debacle.
No
forzar la situación buscando denunciar y diferenciarnos a cualquier
costo de las demás corrientes que militan en el sector.
Saber
recomendar la NO REALIZACIÓN DE MEDIDAS como una forma de AVANZAR EN
LA LUCHA.
Han
sido estos rasgos distintivos de una pequeña minoría de los que nos
ubicamos en el sector de la izquierda sindical también el no llevar
la táctica del conflicto permanente a sus últimas consecuencias,
sino supeditar la lucha a la voluntad y la organización conciente de
nuestros compañeros.
No
embanderar la organización de frente único con la divisa de un
partido, respetando la pluralidad ideológica de los trabajadores.
Impulsar
una práctica sindical participativa y no sustitutiva. Promover el
compromiso conciente de la base y los activistas.
Pensar
políticas partiendo de las preocupaciones de la base y no de una
“vanguardia combativa”. Saber polemizar y enfrentar el
atraso de la clase y la expresión del individualismo en las filas
obreras.
Creemos
que estos son rasgos que en principio de manera muy general, algunos
pocos que estuvimos en el MIC, en el Movimiento por las 6 horas, en
el periódico Nuestra Lucha y otras instancias (encuentros académicos
o del TEL) venimos “detectándonos” y convergiendo a lo
largo de los últimos años.
No
estamos en condiciones de saber aún si tenemos muchos o pocos
acuerdos, pero si podemos definir que en el inmenso mundo sindical de
este país y dentro de la minoría de sindicalismo izquierdista, los
que defendemos algunos de estos puntos somos un grupo que
tiende y debe tender a encontrarse.
No
discutamos si se trata de construir ahora una instancia orgánica
permanente. Tampoco sobre las tácticas de “entrismo” o de
inserción en organizaciones más grandes y representativas que
obligatoriamente debemos llevar adelante.
Nuestra
idea parte de la necesidad de encontrar un espacio de encuentro,
reflexión y fortalecimiento de todo un sector que a la hora de
pensar formas de intervención en el sindicalismo intentamos poner en
práctica algunas ideas similares.
Consideramos
necesario dar forma a una “corriente de opinión” sobre política
sindical que en los hechos tiende a configurarse.
En
grandes rasgos podemos comenzar por destacar cuáles son esas ideas
que vienen demostrándose como distintivas:
a
– Impulsamos y propagamos la idea que somos una clase explotada que
vive de la venta de su fuerza de trabajo y que la patronal vive de la
explotación de nuestro trabajo.
b-
Rechazamos el privilegio a partir de la representación de nuestros
compañeros.
c
- Buscamos la mayor participación democrática posible de nuestros
compañeros y compañeras.
d-
Rechazamos la metodología patronal del matonaje, la calumnia y la
difamación por dañinos para la organización obrera.
e-
Promovemos la elevación cultural de la clase trabajadora, no por
interés académico sino como herramientas para luchar por la
liberación. Tratamos de formar una masa crítica entre nuestros
compañeros y buscamos su organización conciente.
f
- Cualquier táctica la consideramos bienvenida si sirve para el
fortalecimiento de la organización obrera y de la lucha de los
trabajadores. Rechazamos el sectarismo y la autoproclamación. Y
tendemos a insertarnos en los lugares en los cuáles se encuentra la
Mayoría de los trabajadores. Consideramos que acción conciente de
las masas es insustituible para avanzar en el desarrollo de una lucha
eficaz contra los avances patronales.
Estas
son algunos de los más gruesos perfiles programáticos que venimos
detectando en nuestro accionar sindical.
Consideramos
que es hora de profundizar la forma de hacerlos concientes, de
desarrollarlos. De esa manera nuestras acciones tácticas se
fortalecerán ya que las impulsaremos al servicio de un programa y
un proyecto más definido.
Lejos
de nosotros está la idea de crear “sellos de goma”, incluso
impulsar publicaciones sin contenido u objetivo claro. El punto es
ver si podemos dar forma a lo que objetivamente se ha venido
presentando a lo largo del tiempo.
Uno
de los errores del MIC y fundamentalmente por responsabilidad de
quienes hoy constituyen la denominada “Corriente Sindical
Rompiendo Cadenas” fue abortar este proceso de encuentro y
confluencia a partir de “proclamar” la corriente político
sindical que casi ni existía junto con una extensión mecánica de
las tácticas que se expresan en el sindicalismo estatal.
Por
ello hoy, en una situación un poco más adversa que el año
2003/2005; con algunos fracasos en nuestras espaldas (disolución del
MIC y otros tropiezos), pero contando con el acercamiento de
compañeros que en aquél momento no activaban públicamente, con
algunos logros de trascendencia que aún es difícil mensurar como la
formación del sindicato de subte, es que debemos responder a la
necesidad de constituir un espacio de encuentro entre aquellos
que pensamos la acción sindical con algunas formas medianamente
similares.
Luego
discutiremos si para fortalecerlo es mejor promover un encuentro de
militantes, una revista de debate, una serie de talleres, la
ampliación a una reunión periódica con otros que comparten algunos
puntos que sostenemos, o lo qué fuera.
También
desde la existencia de ese espacio podremos evaluar las tácticas
hacia las corrientes de izquierda o la CTA (en sus variantes) que
desde la FeTIA viene ofreciendo un espacio interesante para insertar
algo de nuestro trabajo sindical, o en lo que devenga del denominado
“moyanismo”.
Lo
importante es saber si podemos definir la creación y fortalecimiento
de este espacio y abordar qué pautas programáticas nos están
acercando.
No
le tememos a la incorporación a instancias de participación con
conducciones que nada tienen o muy poco tienen que ver con nuestras
ideas. Lo importante es que, a nuestro entender, estos pasos son
tácticas para fortalecer una concepción y un programa de acción
sindical que se está expresando y dando forma a través del
tiempo.
Un
programa que es distinto al expresado por las organizaciones de
izquierda (en general) y por el sindicalismo tradicional.
A
partir de ello cualquier herramienta será bienvenida y será puesta
tras un objetivo: fortalecer una forma de hacer sindicalismo que
objetivamente se viene expresando de diversas maneras, pero que al
menos desde hace años, no lo hace de manera conciente.
Carlos
Ghioldi - Discutido y aprobado por la mesa de la
COMISIÓN
GREMIAL
Rosario,
marzo - mayo de 2010
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