viernes, 31 de octubre de 2014

De la emancipación y el descanso - Carlos A. Solero

(Compartimos nota del compañero Carlos A. Solero)
 
Se cumple este año un siglo y medio de las jornadas en que un grupo de trabajadores fundó en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores también conocida como Primera Internacional.
Ya en 1864 con meridiana claridad los proletarios de ideología revolucionaria y anticapitalista afirmaron “Que la emancipación de los trabajadores explotados sería obra de la lucha de los mismos trabajadores”, esto es sin mediaciones dirigenciales, consecuencia de su acción directa y su lucha contra la dominación y la explotación.
La reducción de la jornada laboral se logró en todas partes gracias a la lucha, a las huelgas solidarias y activas y no por la negociación con los capitalistas.
El devenir histórico y social ha ido marcando un derrotero de claudicaciones mediante las maniobras conciliadoras de los dirigentes que pretenden arrogarse la representación de la clase trabajadora y en su nombre negocian con los propietarios del capital. Esto ha significado engrosar las arcas capitalistas y reforzar los mecanismos de la explotación, aceitar los engranajes de la maquinaria expoliadora, ser correa de transmisión y mecanismo de disciplinamiento del proletariado. Anestesiar las ansias de emancipación y garantizar a los que dominan “la paz social”.
En la Región Argentina, en la ciudad de Rosario a comienzos del siglo XX los llamados dependientes de comercio, protagonizaron heroicas jornadas de lucha y huelgas por lograr el descanso semanal. Los trabajadores se agrupaban en la Federación Obrera Local de tendencia anarquista, adherida la FORA.La respuesta estatal del Jefe Político fue la feroz represión, las redadas de activistas y hasta el asesinato de trabajadores.
Recientemente se llevó a cabo una reunión, ceremonia religiosa de por medio en la cual “confraternizaron” dirigentes sindicales y empresarios mercantiles, buscando conciliar intereses, sus intereses. Por supuesto no los de los trabajadores. Estas maniobras sólo favorecerán las políticas empresariales para acrecentar su tasa de ganancia, legitimando la precarización y flexibilización laboral
Para acabar con la explotación, con la alienación es precisa la lucha autoorganizada y conciente de los explotados, la acción directa, no la servidumbre y el servilismo hacia los burócratas sindicales que siempre defenderán sus privilegios y los de sus socios, los capitalistas.
Sólo la lucha emancipa verdaderamente.

Carlos A. Solero
                                                  
30-11-2014