Se cumple
este año un siglo y medio de las jornadas en que un grupo de
trabajadores fundó en Londres la Asociación Internacional de
Trabajadores también conocida como Primera Internacional.
Ya en 1864
con meridiana claridad los proletarios de ideología revolucionaria y
anticapitalista afirmaron “Que la emancipación de los trabajadores
explotados sería obra de la lucha de los mismos trabajadores”, esto es
sin mediaciones dirigenciales, consecuencia de su acción directa y su
lucha contra la dominación y la explotación.
La reducción
de la jornada laboral se logró en todas partes gracias a la lucha, a las
huelgas solidarias y activas y no por la negociación con los
capitalistas.
El devenir
histórico y social ha ido marcando un derrotero de claudicaciones
mediante las maniobras conciliadoras de los dirigentes que pretenden
arrogarse la representación de la clase trabajadora y en su nombre
negocian con los propietarios del capital. Esto ha significado engrosar
las arcas capitalistas y reforzar los mecanismos de la explotación,
aceitar los engranajes de la maquinaria expoliadora, ser correa de
transmisión y mecanismo de disciplinamiento del proletariado. Anestesiar
las ansias de emancipación y garantizar a los que dominan “la paz
social”.
En la Región
Argentina, en la ciudad de Rosario a comienzos del siglo XX los llamados
dependientes de comercio, protagonizaron heroicas jornadas de lucha y
huelgas por lograr el descanso semanal. Los trabajadores se agrupaban en
la Federación Obrera Local de tendencia anarquista, adherida la FORA.La
respuesta estatal del Jefe Político fue la feroz represión, las redadas
de activistas y hasta el asesinato de trabajadores.
Recientemente
se llevó a cabo una reunión, ceremonia religiosa de por medio en la
cual “confraternizaron” dirigentes sindicales y empresarios mercantiles,
buscando conciliar intereses, sus intereses. Por supuesto no los de los
trabajadores. Estas maniobras sólo favorecerán las políticas
empresariales para acrecentar su tasa de ganancia, legitimando la
precarización y flexibilización laboral
Para acabar
con la explotación, con la alienación es precisa la lucha autoorganizada
y conciente de los explotados, la acción directa, no la servidumbre y
el servilismo hacia los burócratas sindicales que siempre defenderán sus
privilegios y los de sus socios, los capitalistas.
Sólo la lucha emancipa verdaderamente.
Carlos A. Solero
30-11-2014